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Comunicación asertiva: la clave por relaciones saludables

Mejora tu manera de comunicarte con empatía y respeto.


La manera como nos comunicamos influye profundamente en la calidad de nuestras relaciones, tanto personales como profesionales. A menudo, el malestar relacional no viene tanto por el que decimos, sino por como lo decimos. Por eso, la comunicación asertiva es una habilidad clave para establecer vínculos sanos, honestos y respetuosos.


¿Qué es la comunicación asertiva?

La comunicación asertiva es aquella que permite expresar las propias opiniones, emociones y necesidades de forma clara, directa y respetuosa, sin caer ni en la sumisión ni en la agresividad.

Una persona asertiva sabe decir el que piensa sin hacer daño, defender sus derechos sin pisar los de los otros, y escuchar activamente el otro sin renunciar a sí misma.

En palabras simples: asertividad es hablar desde el respecto a uno/a mismo/a y a los otros.


¿Cómo se diferencia otros estilos comunicativos?

Según la psicología social, hay cuatro estilos principales:

•        Pasivo: se evita el conflicto a cualquier precio, a menudo por miedo al rechazo o la desaprobación. Se llama “sí” cuando en realidad se quiere decir “no”, y se priorizan las necesidades de los otros por encima de las propias.

•        Agresivo: se expresan las ideas de manera dominante o despectiva. Se busca imponer el propio punto de vista sin tener en cuenta la otra persona.

•        Pasivo-agresivo: se expresa el malestar o la disconformidad de forma indirecta, evitando el conflicto abierto pero lanzando mensajes hostiles encubiertos. Ejemplo: el silencio, las ironías, la procrastinación como forma de venganza, o hacer comentarios sarcásticos. Este estilo suele generar confusión y tensión en las relaciones.

•        Asertivo: se expresan emociones, límites y opiniones con claridad, pero con respeto. Se busca un equilibrio entre escuchar y hacerse escuchar.

 

Ejemplos prácticos de comunicación asertiva

•        Decir "no" con empatía: “Te agradezco que contaste conmigo, pero ahora mismo no puedo asumir más responsabilidades.”

•        Pedir el que necesitas sin culpa: “Me gustaría que me consultaste antes de tomar esta decisión, me hace sentir más parte del proceso.”

•        Expresar desacuerdos con respeto: “Entiendo tu punto de vista, pero yo lo veo de otro modo.”

•        Poner límites claros: “Necesito tiempo para mí. Te propongo que hablemos más tarde, cuando esté más tranquila.”

 

Una mirada desde la Terapia Centrada en la Compasión (CFT)

Desde el modelo de Paul Gilbert, la comunicación asertiva no es solo una habilidad social, sino también una expresión de la autocompasión. A menudo no nos comunicamos de manera clara por miedo, vergüenza o sentimiento de no merecer poner límites.

Aprender a ser asertivos desde la CFT implica cultivar una actitud compasiva hacia nosotros mismos: reconocer que tenemos derecho a expresarnos, a cuidarnos y a hacernos respetar, sin sentirnos culpables por eso.

Una comunicación compasiva nos ayuda a hablarnos con amabilidad y a relacionarnos con los otros desde el respeto mutuo, sabiendo que la vulnerabilidad no es debilidad, sino autenticidad.

 

¿Cómo se puede desarrollar la asertividad?

Aunque hay personas que tienen una comunicación asertiva de forma natural, en la mayoría de casos es una habilidad que se puede aprender y entrenar. Algunos recursos útiles:

•        Trabajar la autoestima y el autoconcepto.

•        Entrenamiento en habilidades sociales.

•        Reestructuración cognitiva para cambiar creencias como “no puedo decepcionar nadie” o “si digo que no, se enfadarán conmigo”.

•        Práctica guiada con roles y situaciones reales en terapia.

•        Libros y talleres sobre comunicación no violenta (CNV), asertividad y gestión emocional.

 
 
 

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